Habiendo finalizado agosto, y como homenaje al Padre de la Patria, comparto con nuestra comunidad educativa un fragmento del discurso que pronunciara el 17 de agosto, en el Acto que se realizamos en Homenaje a San Martín.

Elegí el fragmento en el que expreso mis deseos acerca de lo que espero que San Martín inspire o provoque en cada uno de nosotros:

  • Deseo que, quienes conformamos el pueblo argentino, entendamos que el esfuerzo es el motor de nuestros logros y las diferentes adversidades deben fortalecernos para lograr nuestras metas, tal como lo concibió San Martín cuando emprendió la conquista de los Andes.
  • Deseo que, los que elegimos la tarea de educar, lo tengamos siempre presente porque, sin ser ni pretender ser educador, con su fe ciega en el poder de la educación para consolidar la libertad americana, nos mostró la dirección hacia dónde debemos dirigirnos para que sus logros no hayan sido en vano, para que sus sueños sean también los nuestros y podamos así enseñar a nuestros chicos que la libertad no es un don, es un bien que debemos conquistar día a día.
  • Deseo que, los que tenemos la gracia de Dios de ser padres, recuperemos las máximas escritas para la educación de su hija, no como un dogma sino como la oportunidad de reflexionar acerca de lo qué aspiramos para los nuestros y lo que podemos hacer para alcanzar nuestras aspiraciones.
  • Deseo que nuestros niños y jóvenes conozcan y comprendan cuáles fueron, en realidad, sus batallas más duras, quiénes fueron sus verdaderos enemigos, qué lo mantuvo fiel a sus principios, deseo que comprendan el por qué de sus renunciamientos y, fundamentalmente, cuál fue su verdadero legado para las nuevas generaciones.
  • Deseo, además que sin abandonar el bronce que lo tiene merecido, realimente nuestras esperanzas y sea ejemplo de vida. Aunque entiendo que erigirlo como ejemplo de vida a seguir hoy sea una Azaña tal vez tan difícil como fue en su momento cruzar los Andes.
  • De allí, más que un deseo a compartir, una propuesta: dejemos que su vida impregne la nuestra, revisemos cuáles fueron sus ideales, dimensionemos sus sueños y tratemos de hacerlos nuestro, redefinamos la libertad en nuestro tiempo e intentemos educar a nuestros chicos a la luz de los valores que orientaron su existencia.”

Estimo que compartimos estos deseos y que haremos un esfuerzo extraordinario para ir un poco más allá: tratar de concretarlos en nuestra labor formadora diaria, como educadores, padres y ciudadanos.