La DeshidrataciónUna persona ingiere diariamente alrededor de 2500ml de agua con los alimentos y las bebidas y los pierde a través de vapor en los pulmones, con el sudor, la materia fecal y la orina (entre 1500 ml y 2000 ml). La salida de agua es necesaria porque vehiculiza los desechos y los tóxicos hacia el exterior.

Un porcentaje del agua ingerida debe asegurar la volemia que mantiene la presión arterial. Si el organismo no logra retener la cantidad de agua necesaria o no repone convenientemente la que ha perdido, se inicia un proceso de deshidratación, que va acompañado de síntomas como el resecamiento de la piel y las mucosas, la reducción del volumen de orina y, en los casos más graves, dolores abdominales, edemas e incluso insuficiencia cardíaca. El proceso de deshidratación evoluciona más rápido en los ancianos y en los niños. Es necesario consultar al médico frente a la aparición de los primeros síntomas, incorporar sal en la dieta, beber abundantes líquidos (a veces se incorporan sales de rehidratación) y evitar la transpiración (usar ropas livianas, absorbentes e instalar al paciente en lugares frescos). A veces, es necesario recurrir al uso de de suero endovenoso.