El 29 de agosto se celebra el Día del árbol en Argentina. Esta fecha fue establecida por el Dr. Estanislao Zeballos desde el Consejo Nacional de Educación.

En nuestro país el principal impulsor de la actividad forestal fue Domingo Faustino Sarmiento.

El objetivo de este día es concientizar a las personas sobre la necesidad de proteger las superficies arboladas y plantar árboles. Con el correr de los años se agregaron otras metas como frenar los efectos del cambio climático y la tala indiscriminada.

La profe Silvia Raffin nos dejó esta reflexión sobre este día:

¿Qué podemos hacer desde nuestro lugar?  Empezar por conocer los árboles autóctonos de nuestra provincia. Informarnos: en caso de que tengamos que elegir un árbol para nuestra vereda que sea autóctono, conocer los períodos y tipos de poda. Tampoco convertirnos en fundamentalistas de los árboles. Saber que los árboles añosos en repetidas ocasiones se ahuecan por dentro, y a veces son retirados de sitios públicos para evitar que una tormenta los derrumbre y ocasionen daño a algún vehículo o persona. 

También puede suceder que se necesite talar árboles para ampliar el cauce de un río (lo que evitaría las inundaciones en zonas aledañas) y se debe priorizar lo más importante: la vida  y la calidad de vida de las personas.

Me pareció oportuno dejarles una frase de Martin Luther King “Si supiera que el mundo acabaría mañana, yo igual plantaría mi manzano”. Además de las innegables funciones ecosistémicas de un árbol, como evitar la erosión de los suelos, captar dióxido de carbono y minimizar los riesgos de inundación, esta frase está llena de optimismo y esperanza. También refleja que hay que hacer cosas buenas aunque uno no disfrute de beneficio alguno, ser reconocido como buena persona debe ser la huella de nuestro paso por aquí.