Aprender a escribir el nombre propio es aprender algo muy especial, ya que forma parte de la propia identidad… Desde el punto de vista de su función en la lengua escrita, se enfatizó su importancia como “primera forma escrita dotada de estabilidad”. Antes de que el niño comprenda por qué ésas y no otras son las letras de su nombre, ni por qué el orden de esas letras es ése y no otro, su nombre escrito puede darle información pertinente y valiosa.

Sin duda el nombre representa para el niño una escritura muy significativa ya que contiene un valor afectivo muy importante: le pertenece y lo acompañará toda su vida.

Al principio lo copiará, lo modelará, lo reproducirá de memoria, pero esa copia será válida porque primero solo dibujará las letras de su nombre pero luego lo reconocerá como propio, lo encontrará escrito en sus pertenencias.

Este primer abecedario de los chicos, conformado por las letras que construyen su nombre, pasará a ser fuente de información y de formulación de hipótesis, porque a partir de él podrá relacionarlo, compararlo y asociarlo con otras escrituras.