Aprender fracciones a través de alimentos como alfajores, chocolates o tortas resulta motivador y significativo, ya que forman parte de la vida cotidiana de los alumnos. Al observar, manipular y compartir estos alimentos, descubren de manera concreta cómo un todo puede dividirse en mitades, cuartos u otras partes, comprendiendo que un alfajor o una torta repartida entre amigos son ejemplos claros y divertidos de fracciones.


















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