El viernes 19 de junio, por la mañana, conmemoramos en un acto formal el “Día de la Bandera Nacional”, en honor al fallecimiento del Gral. Manuel Belgrano, su creador.

En el acto de la Secundaria se leyeron dos discursos y quisimos compartirlos.

El primero es el de nuestro abanderado Angel Isaac Antonio Brisco:

En este día, nos reunimos una vez más en nuestro querido patio como lo hicieron, lo hicimos y lo harán muchos en un futuro, para conmemorar el día de nuestra enseña patria. Día que paradójicamente no es el de su creación sino el de la muerte de aquel que nos la legó, el Gral. Don Manuel Belgrano, hombre cuya vida estuvo cargada de gratas sorpresas, y cuanto más ahondamos en su historia, más lo admiramos y más entendemos por qué precisamente él fue el creador de nuestro símbolo más representativo.

Su vida fue un canto a la bondad, a la entrega, a la libertad, a la gratitud, a la inteligencia y a la honradez. Fue uno de los que más se preocupó por la educación común, obligatoria, gratuita y laica, considerándola un elemento fundamental para el progreso de una nación.

Mirar nuestro pabellón celeste y blanco flamear orgulloso en lo alto del mástil me hace pensar no sólo en los ideales y valores de Belgrano y de muchos próceres que a lo largo de la historia escribieron el destino de la patria, sino también en el esfuerzo diario de cada argentino, que desde cualquier rincón del país lucha por construir un mañana mejor.

Como alumno sólo puedo decir que la bandera nacional, encierra y simboliza justicia, verdad, amor, orgullo, honestidad, solidaridad y un honor del que no sé si soy merecedor, pero lo que sí sé, es que ella se transformó en fuente inspiradora, en un constante desafío en cada uno de los años que quedaron atrás, y aunque parezca que sólo es un sueño alcanzado, para mí es y será una guía en cada nueva batalla que me toque emprender, pero recordando siempre algo que aprendí muy bien en el colegio, que se puede ganar o perder pero siempre hay que enfrentar los desafíos con esfuerzo y dignidad.

Para que la bandera nos abrace, nos guíe y sea algo más que la celeste y blanca que despierta pasiones en competencias deportivas, necesitamos creer en el futuro a partir de la confianza en nuestras fuerzas y capacidades teniendo presente que sin sacrificios y sin objetivos es imposible pensar en un mañana; el mañana, que nos espera y que podemos alcanzar.

Muchas gracias.-

Y el segundo, de nuestro Profesor Jerónimo González:

¿Dónde está mi bandera?

La bandera es un símbolo… ¿y qué es un símbolo? Una representación de la realidad, una asociación a una idea que debe despertar alguna reacción conciente. Si no nos provoca nada, entonces no es un símbolo para nosotros.

Por eso me pregunto… ¿qué es la bandera para mí?

De chico me enseñaron a mirar al mástil, seguir con la mirada atenta y respetuosa el recorrido de nuestra bandera mientras se eleva, y cantarle con sentimiento, para saludarla y prometerle que la voy a defender cada día.

Me lo enseñaron a mí, se lo enseñaron a mis compañeros, y nosotros intentamos enseñárselo a ustedes: respeten la bandera, valórenla, cántenle para saludarla… pero ¿se puede enseñar a sentir algo verdadero por ella? ¿Se puede enseñar a quererla?

Yo quiero a mi familia. Ellos representan mi pasado, mi presente y mi futuro. Son el recuerdo del café con leche en la casa de mi abuela, de los fines de semana en el club con mi tía, de los viajes con mi mamá y mi primo… pero también son la seguridad de la compañía y el apoyo cada vez que los necesite, la diversión y el afecto que me rodean cada día y, por sobre todo, la promesa de que nunca voy a estar solo.

Yo quiero a mi cultura y mis tradiciones: me gusta aprender cómo ocurrieron las cosas que nos convirtieron en lo que somos, disfruto cómo festejamos nuestras fechas importantes, y por sobre todo, aprecio que siempre haya una puerta abierta cuando la necesite.

Yo quiero a mi ciudad, mi provincia y mi país. Tuve la suerte de vivir en muchos lugares, de comparar y aprender, y eso me enseñó a valorar muchas de las cosas que me rodean, y a disfrutar lo bueno que tiene cada una. Pero por sobre todo, aprendí que en ningún lugar encajamos tan bien cómo aquel del que venimos, en el que nos formamos y aprendimos las cosas básicas que nos hacen lo que somos.

Cuando saludo a la bandera, cuando la veo elevarse en el mástil, pienso en todas estas cosas. Uno solo lucha por lo que cree, y defiende lo que ama. Mi hogar, mi familia, nuestra forma de vida y las cosas en las que creemos: ahí está mi bandera, y a ella dedico mi vida.

¿Se preguntaron alguna vez qué es la bandera para ustedes?

Por la tarde, los alumnos de cuarto grado realizaron la Promesa de Lealtad a la Bandera.