A partir del 15 de abril, las Maestras Jardineras y Profesoras de Lengua del Colegio, recibirán una capacitación sobre cómo incentivar la lectura en nuestros chicos. La Profesora Dictante es la Mgter. Carmen Patricia Pujalte Ibarra.

Les dejamos la fundamentación de la misma y luego iremos publicando novedades:

El lugar que ocupa la Literatura infantil y Juvenil en la difusión de los materiales de lectura ha aumentado notablemente en los últimos años. La oferta editorial es de diverso tipo, calidad y costo y los docentes de los primeros años de escolaridad se encuentran ante un panorama que en ocasiones confunde, intimida y en definitiva provoca, en la mayoría de los casos, el temor a las equivocaciones en la selección, y prefieran aceptar los textos ya canonizados o aquellos que aparecen en los tradicionales “libros de lectura”. Esta actitud produce un efecto negativo en la posibilidad de acceso a lecturas originales y novedosas, además de generar el tedio natural por trabajar siempre con el mismo tipo de texto.

Si entendemos que leer es una posibilidad cierta de reconocer el mundo y de apropiarse de él, entonces el diversificar las lecturas implica una diversificación también de las inquietudes, los intereses y la posibilidad de crear de los lectores. El libro, como objeto cultural, permite múltiples usos: la evasión, la catarsis, la identificación, el conocimiento. Ofrece informaciones y juegos con las palabras, un universo de significaciones que amplía el horizonte de la imaginación, la creación y la fantasía en los niños.

El docente y el alumno son parte de una sociedad que ha desestimado la lectura, que propone una serie de actitudes estereotipadas reguladas por el mercado, que desvaloriza el tiempo dedicado a pensar, que genera, en definitiva, un ser que solamente funciona como espectador de las decisiones tomadas por otros, que no critica y es fácil de manipular. Si reconocemos estos peligros debemos saber que desde los primeros años, un niño debe tener la posibilidad de acceder a lecturas de diferente factura que le permitan elegir, adoptar o descartar y es su maestro o el bibliotecario, quien tiene la obligación y el honor de iniciarlo en el camino de la lectura.