El Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, celebrado mundialmente el 1 de diciembre, se ha convertido en uno de los días internacionales de la salud más reconocidos y en una oportunidad clave para crear conciencia, recordar a aquellos que han fallecido, y celebrar las victorias como el acceso a servicios de prevención y tratamiento. ONUSIDA ha liderado la campaña por el Día Mundial del SIDA desde su lanzamiento en 2004.

Michel Sidibé

Director ejecutivo de ONUSIDA

Hoy conmemoramos el Día Mundial del Sida: expresamos nuestra solidaridad con los 78 millones de personas que han contraído la infección por el VIH y recordamos a los 35 millones que han muerto .El mundo se ha comprometido a acabar con la epidemia de sida para el año 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y  podemos ver que los diferentes países se están sumando a los objetivos de acción acelerada: más de 18 millones de personas están siguiendo un tratamiento contra el VIH, y muchas naciones están en vías de eliminar casi por completo la transmisión maternoinfantil del VIH.

Estamos ganando la batalla contra la epidemia de sida, pero no vemos esos avances en todas partes. El número de nuevas infecciones por el VIH no se está reduciendo entre la población adulta.

Con el acceso al tratamiento, las personas que viven con el VIH viven más. Invertir en tratamientos está dando frutos. No obstante, la epidemia de sida sigue vigente.

Podemos ponerle fin si centramos nuestros esfuerzos en garantizar las necesidades individuales de los afectados. Independientemente de nuestra situación particular, todos necesitamos acceder a los medios para protegernos del VIH y a medicamentos antirretrovíricos en caso de que los necesitemos.

Los logros que hemos conseguido hasta ahora nos dan esperanza para el futuro, pero no debemos conformarnos. No hemos acabado con el sida aún, pero podemos hacerlo. Este es el momento de seguir adelante juntos para garantizar que todos los niños nazcan libres del VIH, que los jóvenes y adultos crezcan libres de la enfermedad y que toda la población pueda acceder al tratamiento con este fin.

Si bien son alentadoras las palabras de este señor, no debemos olvidar la parte que nos toca y ser responsables de nuestras acciones, ya que una vez contraída esta enfermedad, hoy no tiene cura y podría representar un verdadero quiebre en nuestras vidas y en la de nuestro entorno cercano.